domingo, 5 de mayo de 2013

Dos famílies de Carlet a punt de ser desnonades



Carlos Alós - Levante EMV 
Tras las frías estadísticas se esconde un drama contemporáneo de primera magnitud, el de los desahucios. Dos familias de la Ribera viven pendientes del juzgado. Ya han paralizado el lanzamiento en dos ocasiones, pero temen que la tercera sea la definitiva. Mientras impulsan la constitución de una plataforma local contra los desahucios cuentan su desasosiego desde que un día dejaron de pagar la hipoteca.
Juan Carlos Rodríguez cobraba 2.200 euros en 2007. Tenía 40 años y decidió embarcarse en la compra de una vivienda a 35 años en un bloque surgido con la burbuja inmobiliaria sobre una antigua fábrica de ladrillos en Carlet. Pagaba 870 euros, pero al cuarto año dejó dejó de hacerlo. «Incluso antes de firmar me quedé sin trabajo. Me dijeron que los papeles ya estaban preparados para la hipoteca y me animaron a firmar. Hice otros trabajos y pagué…». Hasta que fue imposible seguir. A partir de ahí la caída es imparable. Vendió el coche y el oro, el siguiente recurso son amigos y familia y al final sólo quedan los servicios sociales, Cáritas, la plataforma antidesahucio y una vida pendiente del lanzamiento.
«Hay un montón de gente afectada, pero no se sabe por la vergüenza. Pero yo no; y lo digo: estoy sin trabajo, no puedo pagar la hipoteca, no tengo un mínimo para vivir y al otro lado sólo veo palabrería, impuestos y recortes. No veo salida, estamos sólos».
«Sólo quiero un trabajo» 
Reclamó la dación en pago que el banco no aceptó porque los mismos que le tasaron la vivienda en 154.000 euros certifican ahora que vale 90.000. «Yo sólo quiero trabajo, pero dicen que no hay dinero para fomentar el empleo cuando les han dado 150.000 millones a los bancos. Lo veo muy mal, creo que aún no hemos tocado fondo y que el Gobierno no dice la verdad. Dicen que las medidas se verán en dos años, pero nosotros no podemos esperar tanto. Esto va explotar, va a salir la gente a la calle y dirá basta; se están cargando la clase media».
Sólo la plataforma contra los desahucios le ha permitido coger aire. Conocer a gente en su misma situación le ha servido de terapia tras meses de desesperación.
La situación de Elena y Robert Mitu es muy parecida. Llegaron de Rumania y contrataron la hipoteca con una financiera. Su recibo nunca bajó de 700 euros, pero ya no pueden pagar. Han pedido la dación en pago, pero no les han contestado. «Estoy dispuesto a regalar los siete años que he pagado y darles el piso si me dejan vivir en paz, no quiero estar toda la vida así», asegura Robert Mitu.
«Imposible vivir con 426 euros»
 El paro de Robert se acabó y los 426 euros no dan para casi nada. Elena trabaja en lo que sale. «Nunca es nada fijo y no tienes derecho a nada», lamenta.
Incluso mientras Robert cobraba el paro de 900 euros pagaban la hipoteca, pero ya es imposible. Tienen un hijo de 12 años y no quieren perder el piso. «Por él, porque ya tiene amigos y su vida aquí no queremos irnos. Claro que se nos ha pasado por la cabeza volver a nuestro país, pero nos da mucha rabia, porque hemos trabajado mucho y no queremos tirarlo todo. Vinimos para buscar una vida mejor y al principio lo era, pero ahora ya no…».
Ahora impulsan la plataforma contra los desahucios en Carlet, a modo de la que existe en Valencia. «Notamos que la gente nos apoya. La unión está haciendo mucho porque esto le puede pasar a cualquier persona», explican. «A mí la plataforma me ha dado la vida», dice Mónica. «Antes no podía dejar de llorar y ahora ya no lo hago porque creo que sí se puede».

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